viernes, 13 de marzo de 2009

RELATOS EROTICOS

Sé que lo de hacerlo en un ascensor puede sonar peliculero, pero
cuando a Eva, mi mujer, le llega la explosión pasional, me parece que
no le importa mucho el lugar. Esto nos ocurrió cuando todavía no
teníamos hijos.

En el mismo rellano de nuestra escalera, no hacía demasiado que había
venido a vivir un matrimonio ya mayor, un par de vejetes entrañables,
pero cual no fue mi sorpresa al coincidir un día en el ascensor con
una chavala que estaba buenísima, como hacía tiempo que no veía y que
iba al mismo piso. Era hija de éstos señores. Tenía una sonrisa
luminosa, un poco más alta que yo y con un tipazo impresionante,
seguro que se me quedó cara de gilipollas al despedirme de ella.

Se lo comenté a Eva, menuda vecinita teníamos, a lo que ella me
respondió si no había visto a su hermano. Pues no, no sabía que
tuviera un hermano. Pues está para tomar pan y mojar, me dijo ella.
Efectivamente, unos días más tarde tuve oportunidad de coincidir con
él y pude comprobar que el chaval debía de ser de aquellos que hacen
derretirse a las tías. Sería un par de años menor que Eva. En
realidad no creo que vivieran allí pero, al parecer, hacían muchas
visitas a sus viejos y no era raro coincidir con ellos.

Mi mujer estaba muy tonta con el chaval, no hacía más que babear con
él, y cada vez que coincidían en el ascensor venía contándome
tonterías de lo que le haría. Que si le sobaría el paquete mirándole
a los ojos, que si se lo follaría allí mismo, en el ascensor. Le
gustaba darme celos, verme celoso y empalmado a la vez.

Por nuestro horario laboral, cuando ella llegaba a casa yo ya hacía
media hora que estaba en ella y ya había empezado a preparar la
comida. Al llegar ella, acabábamos entre los dos la faena y comíamos.
La fregada, en compensación, quedaba en sus manos.

Cada vez, aquello de coincidir con el vecino, me parecía menos
coincidencia por lo habitual en que se estaba convirtiendo. Y ya
volvía con el tema, que si le había echado una miradita provocadora,
que si lo había puesto nervioso. Que qué paquete debía tener. Que se
había dado cuenta que de reojo le miraba las tetas, en efecto el
pecho de mi mujer despertaba los instintos más ocultos. No sé cuál de
los dos se hacía el encontradizo, pero el hecho era que ambos se
estaban dando una confianza que ya me parecía sospechosa.

Algunas noches, en nuestras folladas le mencionaba al vecino y la
hacía fantasear con él mientras le sometía el coño a los embates de
mi verga. Eso la volvía loca y yo me lo pasaba de miedo. A la muy
zorra, era nombrarle al vecinito y de forma automática, mojaba las
bragas. Cada vez que se encontraba con él en el ascensor y venía
contándome, le metía mano a ver cómo la tenía. Ella intentaba zafarse
de la sobada de coño porque sabía que ya iba empapada. Yo le
alcanzaba el conejo haciendo a un lado las bragas y le pegaba un buen
repaso. No fallaba, el chochito mojado. Le pegaba un buen restregón
mientras le decía "- ya te has puesto calentita, ¿no?, zorrita.". Un
día, hasta le hice un paja en el mismo pasillo de casa. Le metí un
par de dedos en el coño, ella contra la pared con las piernas
abiertas, y yo pajeándola y diciéndole al mismo tiempo lo putón que
era con el vecino. No tardó en correrse en mi mano, mientras, a
petición mía, lo nombraba a él. Qué puta, era como si se la hubiera
follado otro. Se dejó caer, flexionando las piernas y con la espalda
en la pared se quedó sentada en el suelo. Agotada. Yo estaba a
reventar. Me saqué la polla y empecé a meneármela delante de ella.
Eva me miraba y me decía "-eres un calentorro...". Cuando estaba a
punto de correrme le cogí con fuerza la cara por la barbilla mientras
me agitaba el nabo con la otra. Ella ya sabía por qué, "-
guarro ...", me dijo y entornó los ojos. Me corrí en su cara y hasta
el pelo le llené de semen.

Algunos días ella, de camino a casa, paraba a comprar en el súper y
por tanto llegaba un poco más tarde. Otros, por la entrada de alguna
clienta de última hora, se le complicaba la faena en la tienda cuando
estaba a punto de cerrar. Por eso el hecho de que algunos días se
retrasase, incluso en exceso, no era motivo de alarma para mí.
Siempre tenía una explicación convincente. Mientras estaba en la
cocina, podía oír el sonido característico de su ciclomotor y al
momento ya estaba en casa. Pero ese día en cuestión, incluso la vi
llegar asomado a la ventana de la cocina. Venía en contra dirección,
algo habitual en ella para evitarse un largo rodeo, también era
habitual oír algún silbido que le echaban desde el bar de enfrente o
del taller chapista. La verdad es que llamaba la atención, más por su
sensualidad y por sus formas tan femeninas que por cómo fuera
vestida. Subió la moto a la acera y me metí para dentro a seguir con
mi rutina, pero pensé "- le daré una sorpresa .." y me dirigí a la
entrada para esperarla tras la puerta. Espera, que te espera, y ella
que no aparecía. Me asomé a la mirilla pero lo único que se veía era
el piloto luminoso del ascensor cuando indica "puerta abierta".
Esperé, ... pero de pronto una duda me asaltó la cabeza. ¿ No estarán
el vecino y la muy zorra pegándose el lote ?. Mi mente se puso a
trabajar a toda velocidad, salí al rellano de la escalera y quise
escuchar, ... pero no oía nada. Rápidamente pensé dónde podría estar
el ascensor y me vino a la cabeza que la última planta no tenia pisos
ocupados, ni siquiera tenía luz en el rellano, a veces lo habíamos
comentado cuando subíamos a la terraza y pasábamos por ese piso, así
que empecé a subir los escalones de dos en dos y con el máximo sigilo
llegué a la última planta. La excitación del momento y el carrerón
escaleras arriba hacían que no me llegara el resuello. A ver si al
final todo iban a ser imaginaciones mías.

Nada más lejos, se notaba el temblor del ascensor producto de lo que
pasaba dentro, y se empezaban a oír respiraciones agitadas mezcladas
con gemidos que me eran muy familiares. La puerta había quedado
entreabierta lo mínimo para bloquear el aparato y la oscuridad de esa
planta me permitía ver por aquella rendija con relativa tranquilidad.

Allí estaban los dos, no me había equivocado. No creí que fuera a
pasar de las bromitas con el vecino, pero allí estaba ella contra la
pared del ascensor, él le tenia una pierna levantada sujeta con el
brazo, y con las bragas a un lado, se la estaba metiendo con
desenfreno. La tenía toda dentro, la sacaba despacio y la volvía a
meter con fuerza. En cada golpe la levantaba de forma que casi
llegaba a perder el contacto con el suelo. Se la estaban follando
delante de mí. Ella gemía como una gatita y se le colgaba del cuello,
la cabeza hacia atrás le resbalaba arriba y abajo por el espejo, sus
ojos cerrados los abría sólo cuando recibía una descomunal embestida.

"- Ah, cabrón, .. qué pollón tienes ..."

Un par de veces, se salió completamente, pero ella hábilmente la
alcanzaba con la mano y se la volvía a meter.

En un momento dado, subió la otra pierna y enroscó ambas alrededor de
su cuerpo, ahora le ofrecía su coño al máximo, chorreaba. Él empezó a
poseerla de forma frenética, la sujetaba por el culo separándole
ambas nalgas con las manos. Le rozaba con las yemas de los dedos su
agujero más sagrado. Ella se deshacía y le decía, "- mételo,
mételo, ... méteme ese dedito ...".

Se veía claro que se lo estaba metiendo poco a poco, seguramente
encontraría fácil el acceso, ella le estaba abriendo el culo para
ofrecérselo. Le comenzó un mete-saca de dedo paralelo al de su polla.
Ella sudaba, gemía desencajada a punto de correrse, estaba en la
situación en que el coño se le agita con movimientos convulsivos que
te exprimen la polla.

"- Ah, zorra ..., qué bueno ...",

"- Dáme, dáme fuerte, cabrón ... que me voy a correr ..." Ella estaba
en la cresta de la ola, se estaba corriendo.

"- Ah, qué gusto me das, cerdo, cabrón ... jode, jode, sigue
jodiéndome ..."

Incorporó su cara hacia él y empezó a morrearlo, le metía la lengua
como queriendo buscar la campanilla, él respondía comiéndosela toda.
El bombeo se aceleró por momentos y ella acercó su boca para comerle
la oreja, chupando, metiéndo la lengua por el oído.

" - Dame fuerte, quiero sentir como te corres dentro ..."

Él empezó a rugir, dándole las embestidas cada vez más rápidas y
fuertes.

Eva, convertida en una guarra, le decía al oído, "- córrete, córrete
en mi chocho, lléname de leche,..". Él se vació, con un grito
contenido. Ella al notar la corrida en su coño, continuó

"- Así cariño, así ... , dámela toda, .. "

Acabó dándole, ella misma, los últimos movimientos de pelvis para
acabar de sacarle toda la leche. Él estaba desfallecido, las piernas
le temblaban y acabó dejándose caer con ella contra la pared del
ascensor, agotado.

Mi mujer le descabalgó, y mientras se metía las manos bajo la falda
para arreglarse las bragas le decía "- gracias cariño, por éste
polvete tan rico ...". Él no articulaba palabra. La polla aún le
goteaba y no había forma de metérsela en los pantalones.

Sigilosamente, mientras empecé a bajar escalones, aún pude oír como
la muy puta le decía, "-la próxima vez, te dejaré que me abras el
culo con ese rabo ...".

Llegué a mi rellano con tiempo de sobra, seguro que la muy guarra aún
se entretuvo en limpiarle el capullo con su boquita, eso le
encantaba. Me metí en casa a esperarla. Estaba empalmado. La muy
zorra me había puesto la polla como un toro.

Al oír la puertas del ascensor en nuestro rellano, por la mirilla
pude ver cómo mi mujer se despedía de nuestro vecino diciéndole algo
al oído.

Cuando entró en casa, le dije:

" - ¿ Qué .., otra vez has coincidido con el vecinito ?".

" - Pues sí, y me ha pegado una buena follada en el ascensor ...".

Qué descaro. La muy guarra, debía pensar que como siempre yo iba a
creer que me estaba vacilando con sus fantasías. Venía con las bragas
empapadas, notaba la humedad por todos sus muslos. El coñito lleno de
leche. La amorré sobre el mueble de la entrada frente al espejo,
obligándole a apoyarse con los codos y ofreciéndome toda su grupa. Le
levanté la falda y le bajé las bragas a la altura de las rodillas.
Ella, sorprendentemente ésta vez, se dejaba hacer. Estaba claro que
un poco de sentimiento de culpa la hacía más sumisa.

Al notar mi pollón empujando en la entrada de su vulva, se abrió un
poquito de piernas para dejarla entrar y me dijo, "- joder, qué
tranca se te ha puesto ...". Ese chocho era un mar, notaba la corrida
del fulano en el coño de mi mujer. La cogí por las caderas y empecé a
embestirla con rabia.

"- Qué bestia, eres ..., cabrón "

"- Calla zorrita que he visto como follabas con el vecino en la
última planta."

Eva enmudeció de repente y aguantó, estoicamente, la descomunal
follada que le estaba propinando.

"- Me vas a matar cabrón, me vas a matar ..."

Me corrí en su coño, se la tiré toda dentro. Ahora tenía la leche de
dos tíos en su cuerpo. Ella sonreía mientras se metía mano en el
chocho y la sacaba chorreando. Con la lengua relamía su mano poniendo
carita de puta y la volvía a meter entre sus piernas. Me decía "- es
que me quemaba el coño, no te enfadas, ¿verdad ?".

Me preocupaba el que le hubiera prometido el culo. ¿En qué momento se
lo daría la muy puta ?.

Después del episodio en que mi mujer se cepillo al vecino en el
ascensor pasó un tiempo en el que, fuera de malos rollos y sin que mi
vecino Rafa supiera que yo les había visto, entablamos cierta
amistad. También era aficionado a la fotografía y eso fué motivo de
que algunos días incluso pasara a tomar café para charlar del tema.
Otras veces habíamos quedado para ver, por la tele, partidos de
fútbol juntos ya que nosotros disponíamos de decodificador.


Con la confianza, detectó el interés que yo tenía por su hermanita,
estaba como un tren, y el me decía que era una golfilla de ingle
fácil, lo cual todavía me ponía más cachondo. Cuando hablábamos de
éste tema, el tampoco se cortaba en lanzar algunas puntaditas de lo
buena que estaba mi mujer. Si el supiera que yo sabía lo de la
follada en el ascensor, seguro que se hubiera cortado un poco en ese
sentido. De alguna manera yo le daba pie a sus comentarios, me daba
mucho morbo que se pusiera caliente con el putón de mujer que tengo
en casa.


Un sábado, prácticamente a medio día, coincidimos él y yo en el
ascensor al volver de comprar la prensa y el pan. Hablamos del
partido que jugaba esa tarde nuestro equipo, el Valencia, y quedamos
a verlo por la tele en mi casa con unas cervezas y algo de picar.


Al poco de entrar en casa, lláman al timbre. Era Rafa, - que pasara a
su casa si quería ver algo interesante. En voz baja me dijo que su
hermanita acababa de llegar de fiesta del Viernes noche y se había
acostado de inmediato a dormir la mona. Le pregunté si no estaban sus
padres, y me dijo que los fines de semana siempre lo pasan en el
chalet de la sierra. Joder, la cosa se ponía interesante.


- Eva, vuelvo dentro de un rato. Le dije a mi mujer, y me pase a casa
de los vecinos.


Al entrar en su casa, me dice al oído, - me parece que se la han
metido bien ésta noche, y por lo que me ha contado debe haber sido
más de uno.


Me llevó hasta la habitación de ella y entreabrió la puerta. Me
dijo, - pasa y mírala, no creo que se despierte, yo me voy a la
ducha. ¡ Disfruta lo que puedas !.


Pasé sigilosamente, la luz era ténue pero suficiente para apreciar
las formas sugerentes de la muchacha. Conforme se me adaptaba la
visión pude contemplar cada vez más detalles. Dormía sobre un
costado, de espaldas a la entrada y con las piernas algo recogidas.
Una sábana le cubría hasta la cintura, el resto una camiseta olgada
que hacía las funciones de pijama. Su respiración era pesada y muy
sonora, eran signos de estar profundamente dormida por el cansancio y
la bebida.


No pude resistir la tentación de levantar la sábana. - Uff ! Se me
entrecortó la respiración al descubrir su culo apenas cubierto por un
tanga que desaparecía entre sus nalgas y que no acertaba a ocultar
del todo su depilado coñito. No hay duda de que era el mismo que
había llevado toda la noche, no podía estar más mojado. Acabé de
retirar la sábana y pude disfrutar de la desnudez de sus piernas.
Larguísimas. Perfectas. Me pierden.


Lo recuerdo como si fuera ahora, alargo la mano y pruebo de
acariciarlas. No se despierta. Las recorro enteras hasta sus muslos y
muy suavemente paseo mis dedos por las nalgas. Piel de melocotón. Le
subo un poco la camiseta para descubrir sus caderas y cintura. Estoy
empalmando.


Acerco la cara a su piel y aspiro el aroma de su cuerpo. Olor a
hembra, mezcla de perfume, sudor y sexo. Me invade la excitación,
quiero más y mi atrevimiento me lleva a acariciarle los labios del
coño que quedan al descubierto. Me impregno de algo viscoso, son
restos de semen que me ayudan a deslizar los dedos por su vulvita. Me
dan ganas de pegarle una buena comida de coño pero me reprimo.
Continuo con el sobeteo y noto como agita su respiración, ésto se
está conviertiendo en una descarada metida de mano. Empiezo a retirar
la tirilla del tanga hacia un lado y descubro el boquete negro en que
se ha convertido su ano, bien marcado por una aureola roja. Se lo han
perforado bien esta noche. Se lo toco y de repente un ZARPAZO me
aparta la mano, diciendo, - ¡ Joder Rafa, estate quieto que ya he
tenido bastante ... !.


Me quedé inmóvil, ella siguió durmiendo en la misma posición, estaba
alucinado, o sea que su hermanito también se la cepillaba. Vaya,
vaya, con los vecinitos.


Me saqué la polla y me la empecé a menear, ella recuperó el sueño,
pensaba hacerme una paja a su salud y derramar mi leche por su
cuerpo, pero pase al otro lado para verle la carita de zorrón. Me la
imaginaba chupando pollas toda la noche con esos morritos de viciosa.
La cabeza de mi verga ya rezumaba líquidos cristalinos y no pude
resistir la tentación de paseársela por su boca. La movió un poco,
volví a restregarle el capullo y ella, con la lengua, de forma
incosciente, saboreó mis fluidos. Yo insistía, estaba a punto de
correrme y al final se despertó.


¿ Qué ... ? , pero, ¿ tú quien eres ?


Entorno los ojos enrojecidos que traía, y por fín me reconoció.


¡ Hostias !, pero si eres el vecino. ¡ Qué cabrón !, ¿ te la estás
meneando ?


Sí cariño, mira como me la has puesto, le dije arrimándole el rabo a
su carita.


El cerdo de mi hermanito te ha traido, ¿ no ?. Soy unos guarros.


No te enfades, solo quiero darme gusto mirándote. Sabes que te como
con la vista cada vez que te veo.


Sí, tú y todos los tíos.


Parecía haberse calmado un poco, me miraba la polla reluciente y
hasta parece que le hacía gracia que me la cascara delante de ella.


Venga, pués acaba y déjame tranquila.


Continué pajeándome delante de ella que no apartaba la vista de mi
pollón. Ví como se le abría una ligera sonrisa, que me puso a cien.


Acábamela tú, putita, que me vuelves loco. Le solté sin pensarlo dos
veces.


Ven aquí, guarrete, te la ordeño y te largas.


Tragué saliba, no sabía si era una cortesía, por acabar antes, o es
que realmente le apetecía, pero me daba igual.


Me arrodillé en su cama, alzó el brazo y me envolvió la polla con su
mano. Empezó a movermela con maestría mientras me miraba a los ojos.
Me estaba poniendo el rabo a reventar. Se incorporó en la cama,
quedándo sentada con las piernas cruzadas frente a mí. Estaba para
comérsela. De cuando en cuando, paraba, me apretaba el cuello de la
verga con fuerza y la cabeza se enrojecía y brillaba, en ese momento
me la miraba y le soltaba un lengüetazo que me llevaba al delirio.
Alargué la mano a su coño, por la posició en la que estaba me
permitía una buena sobada, aparté la tirilla de las bragas y lo
empezé a magrear, ella se dejaba.


déjame que te folle, le dije.


¡ No ! , me contestó sécamente.


Ah, ¿no?, zorrita, ¿ qué más te da una pollita más en tu coño ?


- que ¡ NO !, insistió.


Me dejé caer sobre ella, forcejeamos un poco y cuando se vino a dar
cuenta ya la tenía toda dentro y bombeando con fuerza.


¡cerdo !, ¡cabrón!


Cuanto más me insultaba, más caliente me ponía. De un tirón le saqué
la camiseta por arriba y quedaron sus pechos al descubierto.
Maravilla de perfección, bronceados, algo más grandes que mi mano,
turgentes y coronados por unos pezones oscuros y erizados.


Déjame cerdo, déjame ...


Seguía metiendo y a la vez le estrujaba los pechos y retorcía sus
pezones.


- Cállate zorra, que sé que te folla hasta tu hermano.


¿ Sí ?, pues a la santa de tu mujer también se la folla, tu amiguito.


Estaba claro que su hermano le había contado lo de la follada del
ascensor.


¡ ZORRA !


¡ CABRON !


Le saqué la polla del coño y le busqué el culo. - ¡ Qué haces ?, me
dijo. La ensarté por el ano y ella dio un respingo. - ¡ Por ahí no,
por ahí no ...! dijo ella, sin demasiado convencimiento. Ya no había
marcha atrás. Le perforé el culo. Se la metí entera. La muy zorra ya
tenía el camino bien allanado. La embestía con todas mis fuerzas sin
escuchar sus quejas y acabé corriéndome dentro de ese cuerpazo de
princesita viciosa. A cada sacudida de placer, en pleno orgasmo, ella
me decía, - hala, hala, cerdo, ya no me cabe más leche en el culo ...


Me despedí de Rafa hasta la hora del partido, llevaba una toalla
enrollada a la cintura, parecía salir de la ducha y me hizo un guiñó
de complicidad. No sé si a la vecinita se le vendría ahora también su
hermano encima, aunque a juzgar por el paquete que marcaba, no me
estrañaría. Quizá nos había estado observando el muy ladino.


Al salir al rellano del pasillo puse la oreja pegada a la puerta de
mi vecino y al momento la oí a ella, - ¡ que NO, que NO ! ...


Pasé la tarde pensando en la deliciosa follada que le había pegado a
la vecinita, y en las que posiblemente le volvería a pegar en
adelante.


Le comenté a Eva que nuestro vecino pasaría a ver el partido, y como
es natural, la muy zorra se puso muy contenta. Le encantaba provocar
y provocarme. Poco antes de la hora ya la veía muy atareada
arreglándose para la ocasión, ella sabía el truco, que quedara
natural pero en realidad todo lo llevaba muy preparado.


Comienza el partido, corre la cerveza y Eva va sacando algunos
platitos para entretener el paladar. Le gusta ir y venir, pasearse
entre la tele y nosotros. Cuando se agacha a depositar algo en la
mesita baja que tenemos delante del sofá nuestras miradas se dirigen
incoscientemente al canalillo que separa su potente delantera. Ella
lo sabe. Lo hace adrede.


Media parte. El Valencia se adelanta en el marcador. Alegría.
Encargamos unas pizzas para cenar. Comienza el segundo tiempo.
Sustituimos la cerveza por el vino. Llega la pizza. El Valencia
vuelve a marcar. Euforia. Todos le pegamos bien al vino y la
temperatura va subiendo. Mi mujer no hace más que levantarse y
sentarse, no se muy bien por qué. Rafa ocupa el centro del sofá entre
ella y yo, y cada vez que se sienta se apoya en la pierna de él.
Lleva una faldita corta, muy ligera que le resbala por las piernas
arriba y abajo según se mueve. Nos está dándo el espectáculo, y Rafa
a veces no sabe si mirar el partido o las piernas de mi mujer. Final
del partido. Triunfo del Valencia. Celebración. Preparamos unos
carajillos de ron. Se alarga la velada. Eva se levanta a preparar
unos cubatas. Va, viene y a veces se agacha a coger algo de los
cajones inferiores del mueble del salón, con descaro nos ofrece su
culo en primer plano y una buena vista de sus piernas. Me está
plantando la polla hasta a mí. Rafa y yo nos miramos y nos sonreímos,
mi mujer está muy lanzada. Todos llevamos un buen subidón de alcohol.
Después de los cubatas, seguimos con chupitos de ron a palo seco.
Ella parece ronronear en el sofá al lado de Rafa, aunque a éste se le
ve cortado por mi presencia. Me hago el amodorrado para ver que
sucede, y ellos, de tanto en tanto, me hechan miraditas de reojo.


Definitivamente decido hacerme el dormido. Bien repantigado en el
sofá, con los ojos entornados para no perder detalle, comienzo a
simular que duermo plácidamente y es ahora cuando comienza el
espectáculo. Se quedan mirando uno al otro y se sonrien
malévolamente. Eva, de forma pícara, se va subiendo la falda
mostrándole los muslos hasta casi la frontera con su chochito. Rafa
traga saliva. Ahora se abre un par de botones más de la blusa. A mi
vecino, a la vista del sujetador de encaje y de los pechos de Eva
amenazando desbordar de su prisión, ya se le empieza a notar un
marcado abultamiento entre sus pantalones. Eva lo mira de reojo y
sopla juntando los morritos. Rafa sonrie a la evidencia de su
excitación y ella le atormenta pasando la lengua por sus labios como
anticipándole una comida de polla. Rafa necesita beber, tiene la boca
seca. Se acerca la copa de ron y nota como ella le sube la mano por
el muslo acercándose peligrosamente a su entrepierna. Eva le mira a
los ojos mientras ya pasea sus dedos por encima del paquete. El se
espanta. Ella se divierte. Mi mujer acerca sus labios a su boca y le
magrea el bulto por encima del vaquero. Rafa se muestra nervioso, a
ella le encanta la situación. Le baja la cremallera e introduce su
mano por la bragueta. No para de moverla debajo de la tela. El pollón
de mi amigo amenaza con reventar. Ella le despasa el botón y el rabo
emerge asomando un capullo enrojecido y brillante. En la cabeza una
gota de lubricante. A ella le encanta restregarla con la yema de su
dedo corazón. A mi mujer le brillan los ojos. Yo estoy alucinado por
el descaro de Eva delante de mí, pero la dejo hacer. La muy puta no
se corta un duro, es más, parece que le excita sobremanera el morbo
de la situación, el marido allí al lado dormido mientras su mujercita
se lo monta con el vecino. Ahora ya le está pajeando sin
contemplaciones pero él permanece inmóvil, asustado. Ella le coje la
mano y se la lleva por debajo de la falda para que note como tiene el
conejito de mojado. El advierte que no lleva bragas. Entreabre las
piernas para dejarse sobar con comodidad. El se va animando y ella,
pasándo una pierna por encima de él, lo monta a horcajadas
encajándose la polla en el coño y dando un suspiro de gusto. La muy
zorra es capaz de follárselo delante de mi, pensaba yo, así que tosí
un poco y me moví algo en el sofá. Pararon de golpe y se mantuvieron
un momento en la misma posición. Ella descabalgo. Pude ver como le
salía toda la polla del coño. Le cogió de la mano y se lo llevó
diciéndole en voz baja, - vamos a la cama.


Desaparecen por el pasillo, se lo ha llevado a mi propio dormitorio.
Espero un momento y, sigilosamente, avanzo hacia nuestra habitación.
Me doy cuenta de que voy super-empalmado. Me detengo un momento para
arreglarme la polla pero no tiene arreglo, pide libertad, así que me
dejo abierto el pantalón. Ya oigo los jadeos. Me asomo con cuidado
por la puerta y los veo reflejados en los espejos del armario que
abarcan por entero todo el frente. La tenue luz de la mesita de noche
es suficiente para disfrutar del espectáculo que me está dando la
putita de Eva con el vecino.


Ella le está pegando una mamada de polla a cuatro patas sobre la
cama. El arrodillado se deja hacer con los ojos cerrados. No se quién
disfruta más. El pollón de Rafa es visiblemente más grande que el
mio. Ella se lleva una mano al chocho y se acaricia mientras le sigue
mamando. El sexo le brilla, está chorreando, no tardará en pedir su
parte. Efectivamente, en un segundo se ha tumbado abierta de piernas
y de brazos frente a él diciendo, - ¡ fóllame !, ¡ fóllame cabrón,
como tú sabes !.


Rafa está con la polla hinchada, enrojecida, marcando todas las venas
y apuntándo al cielo. Se inclina sobre ella apoyando una brazo a cada
lado de su cuerpo y consiguiendo restregar el capullo por toda la
almeja abierta de mi mujer. Con ligeros movimientos de pélvis se la
pasea arriba y abajo por todo el coño. La detiene en su botoncito y
lo embiste suavemente. Ella se derrite, se desespera y le grita en
voz baja, - ¡ métemela ya, cabrón , mé-te-me-laaaa ... !. El hace
oídos sordos y sigue martirizándola con la polla a las puertas del
horno. Acerca la boca a sus pechos y le lengüetea los pezones.


Ella insiste, - cerdo, cabrón, me voy a correr ! atraviésame ya !.
El, de un morreo silencia sus súplicas. Ella se le pega como una lapa
y le sorbe la lengua. Levanta las piernas y lo envuelve por la
espalda. De un movimiento de cintura, ella misma se ensarta en la
polla de Rafa que definitivamente acompaña el movimiento. Se le tensa
el culo y perfora a mi mujer. Ella le clava las uñas en las nalgas y
ruge fuera de sí.


¡ Aaaaahhh ... !


A mí se me corta la respiración, los celos se me apoderan pero a la
vez me excita sobremanera ver a la zorra de mi mujer disfrutando con
otro tio. Tengo la polla en la mano y sin darme cuenta me la estoy
cascando. Eva disfruta como una cerda. El le bombea el coño y a cada
embestida la va desplazando por la cama. A mi mujer ya le cuelga la
cabeza por fuera, ronronea como una gatita, está en el séptimo cielo.
Rafa se la folla, se la come, la está disfrutando como nunca. Ella se
agita, su cuerpo tiembla, y los ojos en blanco delatan que se está
corriendo.


Aaah, aaah, ... , mmmh, que bueno, así, así ... !


El le sigue bombeando, el alcohol le hace retrasar la corrida y el
potente mete-saca se alarga. A Eva, el coño se le va a prender en
llamas. La oigo decir, - jode, jode, cariño. - disfruta de éste
conejito que es para ti.


En un momento dado, Eva y yo nos encontramos la mirada reflejada en
el espejo, y la muy zorra sacó su lengua y empezó a pasearla por sus
labios, estaba vacilándome claramente, boqueaba a cada embestida o se
chupaba viciosamente el pulgar de su propia mano. Ahora que sabía que
yo miraba incrementó los jadeos y subió el volumen de sus comentarios.


- Qué gusto me das, cabrón ! - qué gusto !


- Me encanta que me folles en las narices de mi marido.


Ella se había dado cuenta de que yo me la estaba cascando y de que me
iba a excitar viéndo lo viciosa y lo guarra que se ponia con otro.


De pronto, se incorporó un poco y le dijo a Rafa, - Espera que te voy
a dar el regalito que te había prometido. Dicho esto, se dio la
vuelta quedando a cuatro patas, separó bien las piernas y le ofreció
su culo. No me lo podía creer, la muy zorra desde la última vez, en
que le hice daño, ya hacía más de un año, que no me dejaba metersela
por ahí y ahora se lo iba a brindar a mi vecino.


Al cabrón le goteaba la polla con los caldos de mi mujer. Ella con
una mano en una nalga se abría el canalillo y lo animaba,


- vamos, empálame con ese pedazo de polla.! , quiero notar como me
abres el culo!


Rafa se la frotó bien en el coño para recoger sus fluidos y empezó a
hundirla en su ojito estrellado. Ofrecia resistencia, hizo atrás, -
relájate mi vida, y acercando la cara le pego un escupitajo para
añadir más baba a la maniobra. Volvió a insistir con la polla que
esta vez ya empezaba a abrirse camino. Ella puso gesto de dolor y el
volvió a hacer atrás. Volvió a acercar la cara pero ahora para
amorrarse y pegarle una buena comida de culo. Con la lengua le
cosquilleaba el ojete y a Eva le entraba la risa.


¡ Aaah, qué bueno, cerdo !


¡ Chupa, chupa mi lindo culito ! , a la vez lo movía con gracia la
muy zorra.


Comenzó a alternar la lengua con la introducción del pulgar para
dilatar el esfinter. Ahora era ella la que volvía a pedir más guerra.


¡ Métemela ya, por favor, ... , jódeme el culo !.


El pollón de Rafa parecía que iba a reventar. Se la encajó y la
calentura le hizo empujar sin contemplaciones. La polla se abrió
camino. Eva enmudeció de repente y cuando consiguió decir - ¡
PARA ! , ya le tenia la mitad del mango ensartado en su bonito
trasero. Ponía cara de dolor, me buscó en el espejo y cuando me vió,
le vino otra oleada de excitación. Leía en mis labios como le decía, -
PUTA, PUTA, PUTA, y empezó a poner cara de viciosa otra vez. Ella
misma inicio de nuevo el movimiento presionando su culo contra Rafa
para ir clavándose cada vez más el enorme rabo de mi vecino. Le iba
dando culadas cada vez más fuertes hasta que se la tragó entera. Le
gustaba, estaba ida entre el placer y el dolor, quería más y otra vez
volvia a jalearle,


- ¡ dáme por culo, cabrón, dáme bien por culo !.


El le sacaba y le metía más de medio rabo en cada viaje, cada vez más
fuerte. La tenía sujeta por la caderas. Ella rugía de gusto. Con una
mano se buscaba el chocho y alternaba entre sobarle los huevos a
Rafa, cosa que le pone muy cachonda, y fregarse el clítoris.


- Aaah, zorra, qué culo tienes, me voy a correr, no aguanto más ... !


- Lléname, llénamelo de leche !


Eva agitaba la mano frenéticamente en su chocho mientras Rafa se
tensaba en las últimas sacudidas al culo de mi mujer y con gritos
contenidos de ambos, se vaciaba entero dentro de su intestino.


- Oohh, qué gozada ... ! repetía él.


Mi mujer se dejó caer en la cama y él siguió teniendola todavía bien
empalada, e incluso dándole pequeñas embestidas cada vez más suaves.


Sus cuerpos sudorosos se mantuvieron entrelazados, reposando y
llenándose de besos. Yo me retiré por el pasillo y desde el salón
tosí un poco para que me oyeran. Al rato oí la puerta de la calle,
Rafa se había apresurado a salir sigilosamente.


Con el pollón que me había puesto la parejita me dirigí al dormitorio
y allí estaba Eva medio adormilada en la misma posición en que la
dejó su amante. Sin pensarlo dos veces la cogí por detrás y le clavé
el culo, todavía estaba dilatado y la leche de Rafa corría por las
comisuras. Ella se despertó y sólo decía, - ¡ cerdo, cómo te gusta
follar sobre mojado !. Unas cuantas embestidas me bastaron para
dejarle otra buena corrida en su culo.


A mitad noche me volví a despertar empalmado, separe bien sus nalgas
para comerle el negro orificio que todavía rezumaba leche, y luego me
follé otra vez ese culo de golfa.


La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica. tony villalva.

viernes, 6 de marzo de 2009

ellas buscan


heteros, lesbis, bisex bienvenidas

Ellos buscan


Ahora nos toca a nosotros

Parejas buscan


animo parejas pongan a quien buscan aqui y a gozar

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siempre listos para brindarles placer a nivel nacional, con reuninones, contactos, concursos y mucho mas esperamos sus mensajes para estar siempre juntos.

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